Últimos 100 años de la historia económica de Singapur.

Singapur no se vio apenas afectada por la Primera Guerra Mundial. Al finalizar la guerra, el gobierno británico envió recursos para la creación de una base naval en Singapur, con el fin de disuadir la creciente ambición del Imperio Japonés. Fue terminada en 1939, y con un impresionante coste de 500 millones de dólares. Desafortunadamente para los británicos, la base no albergaba ninguna flota de manera permanente. La Segunda Guerra Mundial estalló en 1939 y la flota se ocupó en defender Gran Bretaña en la Batalla de Inglaterra.

El gobierno japonés había planeado conquistar el Sudeste Asiático para asegurarse el suministro de materias primas con las que abastecer su ejército y sus industrias. Singapur disponía de la principal base naval de la región, por lo que constituía un objetivo militar. Los comandantes militares británicos de Singapur creían que el inevitable ataque japonés vendría desde el sur por el mar, pues la densa selva malaya del norte serviría como barrera natural contra una invasión terrestre.

El 5 de diciembre de 1941, el gobernador de Singapur, Shenton Thomas, y el comandante de la fuerza aérea británica recibieron informes sobre una invasión japonesa inminente pero prefirieron no activar el plan de defensa de Malaya para no alarmar a la población.

El 7 de diciembre Japón le declaró la guerra a Estados Unidos y al Reino Unido, y atacó Pearl Harbor, con lo que dio comienzo la Guerra del Pacífico. La fuerza aérea japonesa atacó el aeródromo de Singapur y destruyó en tierra al 90% de los aviones británicos.

El 8 de diciembre las fuerzas japonesas desembarcaron en el norte de Malaya. Singapur y Malaya sufrieron constantes ataques aéreos, incluidos varios dirigidos hacia estructuras civiles.

El ejército japonés avanzaba hacia el sur por la península de Malaca. Como la resistencia se mostraba ineficaz al ataque, las fuerzas aliadas se vieron obligadas a retroceder hacia Singapur. El 31 de enero de 1942 los japoneses ya habían conquistado toda la península de Malaca, y el ataque a Singapur era inminente.

Cuando la mayoría de las defensas fueron destrozadas y los suministros agotados, el teniente general Arthur Ernest Percival se rindió y no tuvo más remedio que entregar Singapur al general Tomoyuki Yamashita, del Ejército Imperial Japonés el 15 de febrero de 1942.

Los japoneses ocuparon Singapur entre 1942 y 1945. Esta etapa es la más oscura de toda la historia de Singapur, pues el ejército japonés impuso duras medidas contra la población.

El 15 de septiembre de 1945 las tropas británicas regresaron a Singapur para reconocer oficialmente la rendición de las fuerzas japonesas y se formó una administración militar británica para gobernar la isla hasta marzo de 1946. A finales de 1947, la economía comenzó a recobrar el rumbo, agilizada por la creciente demanda mundial de corcho y estaño, pero todavía se tardarían varios años más para que la economía alcanzase los niveles anteriores a la guerra.

El 1 de abril de 1946, las Colonias del Estrecho se separaron, y Singapur se convirtió en una colonia de la corona separada, gobernada por un administrador civil. En julio de 1947, se establecieron los consejos ejecutivos y legislativos, y se programaron las elecciones de seis miembros del consejo legislativo para el siguiente año.

En marzo de 1948 tuvieron lugar las primeras elecciones en Singapur. En 1951 se realizaron unas segundas elecciones para el consejo legislativo. En 1953, con los comunistas hallándose totalmente reprimidos en la región, una comisión británica, encabezada por George William Rendel, propuso una forma limitada de autogobierno de Singapur. El consejo legislativo fue reemplazado por una nueva asamblea legislativa formada por treinta y dos escaños, veinticinco de los cuales elegidos en los sufragios. El gabinete estaría formado por un consejo de ministros y por el jefe de gobierno, por lo que se trataría de un sistema parlamentario. Los británicos conservarían cierto control en varias áreas, como la seguridad interna, las relaciones exteriores, y el poder de veto sobre la legislación.

En 2 de abril de 1955 se efectuaron las elecciones para la asamblea legislativa. David Marshall, líder del partido Labour Front, se convirtió en el primer jefe de gobierno de Singapur.

En abril de 1956, Marshall estuvo al frente de una delegación en Londres para negociar una autonomía completa, pero las discusiones finalizaron sin éxito, pues los británicos no estaban dispuestos a abandonar el control de la seguridad interna de Singapur. Marshall dimitió tras la ruptura de las negociaciones.

El nuevo ministro jefe, Lim Yew Hock, lanzó una ofensiva contra los grupos comunistas e izquierdistas. El gobierno británico dio el visto bueno a estas medidas, y cuando en marzo de 1957 se reiniciaron las negociaciones, el gobierno británico dio por fin luz verde al autogobierno completo de Singapur. Se creó así el Estado de Singapur, con su propia ciudadanía. El primer ministro, junto con el gabinete, controlarían todos los aspectos del gobierno, excepto las relaciones exteriores y la defensa.

Tras dejar atrás el dominio británico por completo y lograr la independencia de Malasia en 1965, Singapur se convirtió en un estado autónomo liderado por Lee Kuan Yew, quien ocupó el cargo de primer ministro por más de 30 años y fue el artífice del llamado "milagro económico".

Entre 1976 y 2014, Singapur creció un 6,81% anualizado. Pero lo mejor es que su futuro no puede ser más prometedor, ya que se prevé que siga ocupando el primer puesto en 2050.

Con apenas 5,4 millones de habitantes, Singapur tiene un PIB de $326.500 millones. Es decir, con la octava parte de la población de España, Singapur produce un tercio de lo que produce nuestro país al año. La renta ha crecido a una tasa del 4,3% anual en el último lustro y la tasa de paro se sitúa en un 2%. Pero este país no siempre fue tan próspero.

Cuando en 1959 Lee Kuan Yew se convirtió en primer ministro, la renta per cápita del país apenas alcanzaba los $500. Poco tiempo después se creó la Junta de Desarrollo Económico de Singapur para diseñar e implementar una serie de medidas económicas. Por aquel entonces, Lee Kuan Yew decidió apostar por el sector secundario, iniciando una próspera etapa de industrialización.

Esta visión se vio recompensada en los años 70, al lograr atraer capital extranjero de compañías petroleras y convertirse en uno de los mayores centros de refinado de petróleo del mundo. En la actualidad, Singapur es uno de los líderes mundiales en multitud de industrias con un alto valor añadido, como es el caso de la industria petroquímica.

Desde finales de la década de 1960, el gobierno impulsó grandes programas de empleo y la construcción de viviendas sociales, una política social que fue de la mano de un estricto control de la vida privada y la supresión de libertades individuales (incluyendo la detención de opositores sin llevarlos a juicio y la aplicación de castigos corporales).

En una primera etapa de desarrollo, Singapur se dedicó a la producción de manufactura intensiva en mano de obra para exportar a mercados de países desarrollados. Pero hacia fines de la década de los 90, el país entró en una nueva etapa de transformación económica que lo llevó a convertirse en un centro financiero global. Desde entonces, no ha parado de crecer.

En cuanto a las claves de su éxito, cabe destacar su altísimo grado de libertad económica (que resulta evidente debido a la baja presión fiscal y al reducido tamaño del Estado), la importancia dada a la educación, la tolerancia cero contra la corrupción y su situación geográfica estratégica (que le ha permitido estar en una ruta clave de comercialización entre gigantes como China, India y el sudeste asiático).

David del Río Núñez


 

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